La idea de montar un pequeño paréntesis experimental en el tejido del mundo nació hace casi una década, cuando Dennis estudiaba en la exclusiva European Graduate School de Suiza, donde curiosamente fue compañero de Pablo Iglesias... Prensa El Confidencial

AUTOR
HÉCTOR G. BARNÉS
ACTUALIZADO: 30/10/2019
Recordemos la frase de Bender, el robot de 'Futurama', tras ser expulsado de una nave espacial: “¡Voy a montar mi propio propio parque de atracciones, con casinos y furcias! Es más, ¡paso del parque!”. A Dennis, un académico berlinés que prefiere no dar su apellido para mantener un perfil bajo, le ha pasado algo parecido con la universidad. Hastiado de la institución donde trabaja desde hace 10 años, “una fábrica de graduados”, como él mismo explica a El Confidencial, ha decidido montar su propio parque de atracciones. Pero con libros, arte y en plena naturaleza.
El resultado es The Foundry, sonoro nombre inglés para el español Aldea Ferrería, una de esas aldeas abandonadas del norte de Lugo que habían sido azotadas por los vientos de la despoblación rural y que, tras casi cuatro décadas sin conocer presencia humana, reabrió sus puertas en marzo de 2018 como refugio para intelectuales, artistas y pensadores. ¿Qué le diferencia de una casa rural? Que, en principio, no hay que pagar nada, pero sí estar dispuesto a echar una mano en la rehabilitación de los edificios y tener vocación artística e inquietudes intelectuales.
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HÉCTOR G. BARNÉS
ACTUALIZADO: 30/10/2019
Recordemos la frase de Bender, el robot de 'Futurama', tras ser expulsado de una nave espacial: “¡Voy a montar mi propio propio parque de atracciones, con casinos y furcias! Es más, ¡paso del parque!”. A Dennis, un académico berlinés que prefiere no dar su apellido para mantener un perfil bajo, le ha pasado algo parecido con la universidad. Hastiado de la institución donde trabaja desde hace 10 años, “una fábrica de graduados”, como él mismo explica a El Confidencial, ha decidido montar su propio parque de atracciones. Pero con libros, arte y en plena naturaleza.
El resultado es The Foundry, sonoro nombre inglés para el español Aldea Ferrería, una de esas aldeas abandonadas del norte de Lugo que habían sido azotadas por los vientos de la despoblación rural y que, tras casi cuatro décadas sin conocer presencia humana, reabrió sus puertas en marzo de 2018 como refugio para intelectuales, artistas y pensadores. ¿Qué le diferencia de una casa rural? Que, en principio, no hay que pagar nada, pero sí estar dispuesto a echar una mano en la rehabilitación de los edificios y tener vocación artística e inquietudes intelectuales. Seguir leyendo