Cada vez son más personas y familias las que valoran las pequeñas localidades y pueblos como algo más que meros lugares de retiro vacacional reservados para visitas esporádicas y convertirlos en su lugar de residencia permanente....Noticias Salesiones.info

Entre los cambios, me ha llamado mucho la atención la fuerte llamada que ha supuesto para muchos el mundo rural. Para ser más específicos: el movimiento de personas de las áreas urbanas densamente pobladas como Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia a las zonas rurales, donde han descubierto que ciertos modos de vida tienen más espacio para desarrollarse. En estos últimos años hemos podido presenciar un movimiento curioso y fascinante. Al antiguo y conocido éxodo rural, le ha salido un competidor, el éxodo urbano. Cada vez son más personas y familias las que valoran las pequeñas localidades y pueblos como algo más que meros lugares de retiro vacacional reservados para visitas esporádicas y convertirlos en su lugar de residencia permanente. La situación de emergencia sanitaria, los precios desorbitados de los alquileres o compra de viviendas, lo han favorecido.
En la actualidad, con herramientas como el teletrabajo y el avance de las telecomunicaciones, existe la posibilidad real de poder trabajar en cualquier ambiente fuera de la ciudad que esté conectado a la red informática; con el desarrollo de la infraestructura viaria y el transporte público y privado se ha facilitado la conexión entre ambos espacios, favoreciendo su interacción. Buscan ambientes más familiares y un estilo de vida más sencillo, sin dejar de ser partícipes de los parabienes de las dos realidades, que ahora es posible de vivir
Así, los pueblos y las zonas rurales han vuelto a ser reconocidos como espacios donde la calidad de vida física y emocional puede ser superior al de las ciudades. Estos territorios cuentan, además con instrumentos profilácticos naturales por la forma de socializar, trabajar y vivir que se da en ellos. Son efectos que siempre hemos conocido y que cada vez más gente está más dispuesta a abrazar a pesar a las posibles ventajas que ofrece la urbe: un claro ejemplo es el aumento en las listas de empadronamiento de un buen número de localidades de toda España, incluso de la vacía, en especial, aquellas que se concentran alrededor de grandes núcleos urbanos, así como la búsqueda de fincas rústicas como residencia. Elvira Fafian, gestora de la inmobiliaria Aldeas Abandonadas, líder en España en la oferta de viviendas en pueblos, pone incluso una cifra: se han triplicado las peticiones y muchas de ellas proceden de personas que quieren instalarse para desarrollar proyectos empresariales.... Seguir leyendo
Entre los cambios, me ha llamado mucho la atención la fuerte llamada que ha supuesto para muchos el mundo rural. Para ser más específicos: el movimiento de personas de las áreas urbanas densamente pobladas como Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia a las zonas rurales, donde han descubierto que ciertos modos de vida tienen más espacio para desarrollarse. En estos últimos años hemos podido presenciar un movimiento curioso y fascinante. Al antiguo y conocido éxodo rural, le ha salido un competidor, el éxodo urbano. Cada vez son más personas y familias las que valoran las pequeñas localidades y pueblos como algo más que meros lugares de retiro vacacional reservados para visitas esporádicas y convertirlos en su lugar de residencia permanente. La situación de emergencia sanitaria, los precios desorbitados de los alquileres o compra de viviendas, lo han favorecido.
En la actualidad, con herramientas como el teletrabajo y el avance de las telecomunicaciones, existe la posibilidad real de poder trabajar en cualquier ambiente fuera de la ciudad que esté conectado a la red informática; con el desarrollo de la infraestructura viaria y el transporte público y privado se ha facilitado la conexión entre ambos espacios, favoreciendo su interacción. Buscan ambientes más familiares y un estilo de vida más sencillo, sin dejar de ser partícipes de los parabienes de las dos realidades, que ahora es posible de vivir
Así, los pueblos y las zonas rurales han vuelto a ser reconocidos como espacios donde la calidad de vida física y emocional puede ser superior al de las ciudades. Estos territorios cuentan, además con instrumentos profilácticos naturales por la forma de socializar, trabajar y vivir que se da en ellos. Son efectos que siempre hemos conocido y que cada vez más gente está más dispuesta a abrazar a pesar a las posibles ventajas que ofrece la urbe: un claro ejemplo es el aumento en las listas de empadronamiento de un buen número de localidades de toda España, incluso de la vacía, en especial, aquellas que se concentran alrededor de grandes núcleos urbanos, así como la búsqueda de fincas rústicas como residencia. Elvira Fafian, gestora de la inmobiliaria Aldeas Abandonadas, líder en España en la oferta de viviendas en pueblos, pone incluso una cifra: se han triplicado las peticiones y muchas de ellas proceden de personas que quieren instalarse para desarrollar proyectos empresariales.... Seguir leyendo